Cerdeña es una gran isla bañada por el Mediterráneo perteneciente a Italia. La superficie, con más de 24.000 kilómetros cuadrados, tiene más de 80% de su superficie cubierta por montañas, lo que convierte a esta isla en un verdadero espectáculo de roca, agua y playas gracias a sus más de 1.800 kilómetros de costa.
Y por supuesto mucha escalada. Mucha escalada. Y además, de todos los tipos. Y todo con una excelente roca. Principalmente enamora la roca caliza que invade la parte este de la isla donde se concentran las, para nosotros, mejores escuelas de la isla.
Las distintas zonas que visitamos fueron las siguientes:
Cala Gonone: las paredes de inmesa calidad que rodean esta zona, unidas a la verticalidad de las paredes y el intenso azul de sus aguas, convierten a esta zona en una zona perfecta de escalada. Cala Fuili es una de las más conocidas (también más transitadas) con vías de todas las dificultades. Además aquí podemos escalar la aguja de Cala Goloritzè, un impresionante obelisco de cien metros.
Aunque quizás la más famosa zona de escalada dentro de la Cala Gonone es la Cala Luna. Allí, un lugar más parecido a Tonsai Beach que a una zona europea, hay unas impresaionantes paredes con rutas abiertas por celebreridades como Lynn Hill o Dani Andrada. Eso sí, para llegar a esta cala tenemos que hacer un trekking de hora y media o bien, pagar el transporte en barco.
Muy cerca de Cala Gonone está Buchi Arta. Para nosotros quizás la mejor roca y vías de la isla. Aunque tiene solo alrededor de 30 vías, si tu grado está rondando los sextos te podrá dar uno de tus mejores días de escalada.
Si visitamos la preciosa ciudad medieval de Alghero en nuestro paso por Cerdeña, y queremos escalar, una visita obligada es el Capo Caccia. Un espectacular barranco al mar y algo menos de un centenar de vías de todos los niveles, nos permitirá escalar, principalmente desplomes con buenos agarres, y disfrutar de este paraje con el mar bajo nosotros y el relajante sonido de las olas.
Otra típica visita en la vuelta a Cerdeña es el paso a la isla de la Magdalena. Si es vuestro caso, aprovechad para ver la Cala Spinosa. Merece la pena probar en esas extrañas rocas que se pasean por la orilla del mar. Ese paisaje un poco marciano merece ser explorado y visitado. La escalada, muy física, con muy buenos agarres pero muchos pies de adherencia, algo muy distinto a lo que habíamos visto hasta ahora.
Para cerrar el círculo os dejamos también la última visita que hicimos en las rocas sardas. Una escuela en Siniscola. Una escuela con predominio de sextos y unas líneas muy bien equipadas. Un lujo y además prácticamente sin gente al situarse en una zona poca turística.
En cuanto a croquis, casi obligada la compra del libro Pietra di Luna (disponible en italiano y en inglés). Aunque las aproximaciones no vienen muy bien descritas y merezca la pena antes de ir a las escuelas buscar algo más de información, los croquis vienen increíblemente detallados, incluso con una descripción de cada vía.
Si no queréis comprarlo, hay mucha información en internet y las escuelas no tienen mucha pérdida, por lo que no deberíais tener problemas.
Por último solo aconsejaros que intentéis evitar la isla en verano ya que es un hervidero de gente y además los precios aumentan considerablemente. Merece la pena hacer un hueco fuera del periodo estival y disfrutar del buen tiempo que acompaña prácticamente todo el año. En verano, en nuestra opinión, hace incluso demasiado calor.
Lo que sí tenemos claro es que es un viaje realmente espectacular para disfrutar de la escalada y los magníficos paisajes. También lo podemos combinar con excursiones espectaculares como la garganta de Gorropu (la más profunda de Europa con 500 metros de altura) y por supuesto acompañarlo con una buena pasta italiana y una Ichnusa, la cerveza sarda más conocida.
0 comentarios